Imaginemos que estamos en una sesión de tormenta de ideas con nuestros colegas. Tenemos en mente una que podría convertirse en una aplicación móvil exitosa. Sabemos qué funcionalidades queremos implementar. También a quiénes estará dirigida. A esta altura, los requisitos comienzan a definirse.
Pero hay un problema: ¿cuál va a ser la plataforma? ¿Cuál va a ser la arquitectura? ¿Y el sistema operativo? Como desarrolladores, queremos que todos puedan disfrutar de nuestra magnífica aplicación. En un mercado en el cual hay innumerables plataformas y muchas opciones de sistema operativo, es difícil decidir cómo encarar la cuestión.
Hay dos formas generales de hacerlo.
Se podría elegir una única plataforma y sistema operativo para los cuales desarrollar, con la reducción consiguiente del mercado total de la aplicación, pero lo más probable es que esta tenga un mejor rendimiento y menos errores que con otras estrategias. Asimismo, queda la posibilidad de portarla más adelante a una plataforma distinta, pero el código será difícil de reutilizar.
Otra forma de encarar la situación es desarrollar código fácil de portar entre plataformas y sistemas operativos. A menudo, esto causa dificultades de depuración y requiere de diferentes entornos de desarrollo integrado para cada plataforma. Además, el precio que hay que pagar por el código portable es perder el rendimiento y el aspecto visual y operativo nativos.
El tener que decidir entre rendimiento nativo o desarrollo multiplataforma es un problema decepcionante.
¿Y su no tuviéramos que vernos obligados a elegir?
Aquí es donde viene a salvarnos Intel® INDE.
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Pero hay un problema: ¿cuál va a ser la plataforma? ¿Cuál va a ser la arquitectura? ¿Y el sistema operativo? Como desarrolladores, queremos que todos puedan disfrutar de nuestra magnífica aplicación. En un mercado en el cual hay innumerables plataformas y muchas opciones de sistema operativo, es difícil decidir cómo encarar la cuestión.
Hay dos formas generales de hacerlo.
Se podría elegir una única plataforma y sistema operativo para los cuales desarrollar, con la reducción consiguiente del mercado total de la aplicación, pero lo más probable es que esta tenga un mejor rendimiento y menos errores que con otras estrategias. Asimismo, queda la posibilidad de portarla más adelante a una plataforma distinta, pero el código será difícil de reutilizar.
Otra forma de encarar la situación es desarrollar código fácil de portar entre plataformas y sistemas operativos. A menudo, esto causa dificultades de depuración y requiere de diferentes entornos de desarrollo integrado para cada plataforma. Además, el precio que hay que pagar por el código portable es perder el rendimiento y el aspecto visual y operativo nativos.
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